Los medios de comunicación son portadores de nuevos lenguajes, con soporte audiovisual y discursos específicos que hay que saber interpretar para comprender sus mensajes y disfrutar y aprender con y de ellos. Aguaded (2000) concreta las instituciones que deben responsabilizarse de la educación para los medios y en especial de la educación para un correcto visionado de la televisión. Estas son la familia, los medios, la administración y colectivos ciudadanos… pero es especialmente la escuela quien, en el contexto de la sociedad actual, y a través de programas de alfabetización audiovisual, debería tener un papel fundamental en la educación para el consumo televisivo activo e inteligente.
Hay una necesidad de conocer la televisión, interpretarla, desmitificarla, producirla y desenmascararla, para favorecer unos telespectadores más críticos y activo, porque de esta manera, y en palabras de J.I. Aguaded, “educar a ver la televisión desde la escuela es una estrategia que puede favorecer la información crítica necesaria para que la televisión se convierta realmente en un poderoso medio de transformación social y de servicio a los ciudadanos”. La pedagogía de la imagen debe servir para que el receptor pase a ser (J.I. Aguaded):
- Una persona alfabetizada en la imagen y, por tanto, crítica frente a los medios y a frente a su propia realidad
- Un receptor participativo y capaz de dar respuesta a los mensajes que recibe masivamente
- Un creador-emisor de sus propios mensajes audiovisuales, lo que le va a permitir comunicarse con otras personas y conocer con mayor profundidad su propio entorno
En esta línea, para Martins (1995) las razones para utilizar la televisión en la escuela, serían:
- Estimular el interés y la atención de los alumnos
- Facilitar el acceso a los niños a mundos desconocidos y difícilmente accesibles sin la pequeña pantalla, (fenómenos de la naturaleza, trasmisiones en directo…)
- Facilitar el proceso de comunicación en el aula, ya que la televisión es un importante centro de interés para los niños, al tiempo que un motor dinamizador de la enseñanza para conectar el mundo de la escuela con su universo cotidiano
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
Varios autores, (2000): Comunicación y educación en la sociedad de la información. Nuevos lenguajes y conciencia crítica (Barcelona, ed. Paidós). Cap. 8, Pág. 210 a 233 (Autor: José Ignacio Aguaded)
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